(lavoz.com.ar) El monumento de la Plaza de la Intendencia termina sucio cada dos por tres por la realización de ceremonias de ese tipo en el espacio público.
Por Redacción LAVOZ
Desde hace un tiempo a esta parte, los jóvenes se han apropiado de la plaza de la Intendencia como espacio para la recreación, la actividad física y el estudio, entre otras actividades.
Esa manzana urbana, que se asoma a La Cañada y tiene por custodios permanentes a la sede de la Municipalidad de Córdoba y al Palacio de Tribunales, convoca a muchos pibes a lo largo de la semana, sobre todo después del mediodía y hasta el anochecer, con picos de concentración los sábados y domingos, desde la siesta.
Pero últimamente, el espacio público también se ha convertido en uno de los lugares elegidos por quienes organizan festejos con motivo de la graduación universitaria o la obtención de un título superior de algún amigo o familiar.
Ese tipo de ceremonia, se sabe, se caracteriza por el ingenio aplicado en extremo a la falta de decoro, que se manifiesta sin control cuando el protagonista principal del triunfo académico es sometido de manera despiadada al enchastre con cócteles hediondos.
Mezclas que con el agregado de huevos y todo tipo de aderezos (mayonesa, salsa golf, mostaza, kétchup, etcétera) se transforma en un pastiche acabado de la grosería.
Ofensa para los solados
Con frecuencia, se registran estos rituales en la esquina de Duarte Quirós y Marcelo T. de Alvear, donde está ubicado el monumento Héroes de Malvinas.
"Es una pena que chicos con formación universitaria, que se supone están bien educados, agredan al patrimonio público de esa manera, con la excusa de la finalización de la carrera", se lamenta Marcelo, lector habitual de La Voz quien nos envió las fotos sobre los daños.
"No sólo que dejan basura por todas partes, ensucian la vereda, el césped y la fuente de los soldados, sino que el olor apesta durante varios días, sobre todo cuando la limpieza de la plaza no es inmediata", completa.
A otra parte con la fiesta
En noviembre de 2008, el Rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba encomendó a la autoridades de todas las unidades académicas adoptar medidas tendientes a "que los festejos de los alumnos que han aprobado la última materia de sus carreras se realicen en ámbitos autorizados, procurando evitar que los mismos impliquen agresiones a la dignidad de los alumnos, daños a terceros o a los bienes y espacios públicos de la Universidad y sus adyacencias".
A partir de entonces, por caso, las celebraciones de los egresados de la Facultad de Derechos se mudaron de la Manzana Jesuítica a la calle Independencia, que luego mermaron por pedido de comerciantes y vecinos del sector.
Por Redacción LAVOZ
Desde hace un tiempo a esta parte, los jóvenes se han apropiado de la plaza de la Intendencia como espacio para la recreación, la actividad física y el estudio, entre otras actividades.
Esa manzana urbana, que se asoma a La Cañada y tiene por custodios permanentes a la sede de la Municipalidad de Córdoba y al Palacio de Tribunales, convoca a muchos pibes a lo largo de la semana, sobre todo después del mediodía y hasta el anochecer, con picos de concentración los sábados y domingos, desde la siesta.
Pero últimamente, el espacio público también se ha convertido en uno de los lugares elegidos por quienes organizan festejos con motivo de la graduación universitaria o la obtención de un título superior de algún amigo o familiar.
Ese tipo de ceremonia, se sabe, se caracteriza por el ingenio aplicado en extremo a la falta de decoro, que se manifiesta sin control cuando el protagonista principal del triunfo académico es sometido de manera despiadada al enchastre con cócteles hediondos.
Mezclas que con el agregado de huevos y todo tipo de aderezos (mayonesa, salsa golf, mostaza, kétchup, etcétera) se transforma en un pastiche acabado de la grosería.
Ofensa para los solados
Con frecuencia, se registran estos rituales en la esquina de Duarte Quirós y Marcelo T. de Alvear, donde está ubicado el monumento Héroes de Malvinas.
"Es una pena que chicos con formación universitaria, que se supone están bien educados, agredan al patrimonio público de esa manera, con la excusa de la finalización de la carrera", se lamenta Marcelo, lector habitual de La Voz quien nos envió las fotos sobre los daños.
"No sólo que dejan basura por todas partes, ensucian la vereda, el césped y la fuente de los soldados, sino que el olor apesta durante varios días, sobre todo cuando la limpieza de la plaza no es inmediata", completa.
A otra parte con la fiesta
En noviembre de 2008, el Rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba encomendó a la autoridades de todas las unidades académicas adoptar medidas tendientes a "que los festejos de los alumnos que han aprobado la última materia de sus carreras se realicen en ámbitos autorizados, procurando evitar que los mismos impliquen agresiones a la dignidad de los alumnos, daños a terceros o a los bienes y espacios públicos de la Universidad y sus adyacencias".
A partir de entonces, por caso, las celebraciones de los egresados de la Facultad de Derechos se mudaron de la Manzana Jesuítica a la calle Independencia, que luego mermaron por pedido de comerciantes y vecinos del sector.