MERCOSUR - PROBLEMÁTICA DEL CONFLICTO EN LAS ISLAS MALVINAS-10-05-2015

(radiomercosur.com) El futuro de la humanidad se  deposita hoy en dos elementos imprescindibles para la vida futura, que son el agua y los combustibles.

MERCOSUR - PROBLEMÁTICA DEL CONFLICTO EN LAS ISLAS MALVINAS-10-05-2015En esta problemática, los países con gran poder económico ponen todo su esfuerzo en lograr obtener fuentes de aguas (propias o ajenas) no importa en qué lugar del globo se encuentren y en hallar, también, yacimientos de petróleo que sirvan para mantener al mundo (o a sus países) más tiempo con los combustibles que se pueden obtener a partir del que, alguna vez fue, el llamado “oro negro”.

Y como si fuera calcado de una no muy lejana y triste época de la historia Argentina, el fantasma de una guerra de este país con Gran Bretaña, se vuelve a reflotar.

En 1982, la Argentina decidió que era tiempo de recuperar la posesión de las Islas Malvinas (Falkland para los ingleses). Los pésimos momentos políticos que vivían los militares que gobernaban de facto el país, hicieron que inventaran un conflicto y hacia ese objetivo apuntaron sus cañones.


Ese conflicto le costó a la Argentina  la vida de cientos de jóvenes soldados –muchos de los cuales de reciente incorporación y que aún no habían aprendido a manejar un fusil-, mucho dinero en billetes y en pertrechos bélicos y el desprestigio internacional por la concreción de un hecho bélico pésimamente manejado.

Hoy, después de tres décadas, los argentinos volvemos a enfrentar una situación ríspida con Gran Bretaña, un país que maneja muy bien sus intervenciones diplomáticas, pero que se siente mejor en los conflictos bélicos como lo prueban la infinidad de conflictos en los que participó, como, por ejemplo, las dos guerras mundiales.

Gran Bretaña, como EEUU, Francia y otros “grandes”, está acostumbrada a las guerras. Es hábil en el denominado “arte de la guerra”, porque, si a algo se preparan sus jóvenes generaciones, es a la lucha, al manejo de armas y otros aparatos bélicos, cosa que no le ocurre a los argentinos, en este caso, que no tenemos ni siquiera , servicio militar.

Sin embargo, con esta actitud, Gran Bretaña no busca un conflicto armado, busca lo que toda potencia desea encontrar  en estos nuevos tiempos: agua y combustible. En la búsqueda de esto último, su fin es encontrar petróleo donde fuere.

Precisamente, las posibilidades se dan en un territorio que está en conflicto de pertenencia. Un territorio que, en cualquier momento pude dejar de ser un problema para los argentinos porque los británicos pueden llegar a declarar independiente, situación con la que Gran Bretaña hace su juego.

Ahora bien: ¿por qué decíamos al comenzar este análisis que la situación parecía ser calcada a la de 1982 en la Argentina?

Porque el gobierno de Cristina Kirchner, nunca tan devaluado como ahora, endeudado, con demasiados problemas internos, enfrenta esta cuestión internacional como una gran oportunidad para que el pueblo argentino se llene de pasión nacionalista, para que la presidenta haga encendidos discursos donde la patria, la tierra, la historia y cuanta palabreja sirva para estimular el apasionamiento patriótico de su pueblo pueda caber, para hacer que la ciudadanía, fije su mirada en ese tema y no en los graves conflictos internos que enfrenta el “desgobierno” del pseudoperonismo de los Kirchner.

Un tema debe cubrir al otro. Distraer la atención. Sustraer del pensamiento de los argentinos. El conflicto con Gran Bretaña –donde la Argentina sólo puede pensar en la protesta diplomática y nada más- sólo pude servir para poner en alerta a los argentinos por la afrenta que ello significa, en un territorio de discutida posesión como son las Malvinas.

Es cierto que Gran Bretaña y la Argentina no han podido reunirse bilateralmente para discutir el tema; es verdad que Gran Bretaña elude, sistemáticamente toda discusión relacionada con el tema; y es verdad, también, que si existe un organismo internacional más inútil que bocina de avión es la Organización de las Naciones Unidas.        

Gran Bretaña –ya lo dijimos antes- también es hábil en el juego diplomático y sabe perfectamente que la dilación en resolver un tema los puede llevar a tratarlo cuando el tema deje de ser “el tema”. O sea, cuando ya no sea necesario discutir  la posesión de las islas porque los británicos le otorguen  a posibilidad de pedir su autodeterminación a Reino Unido, seguramente, con la flema que los caracteriza, los británicos dirán, sencillamente, señores: se acabó la cuestión. Las Islas son un territorio independiente, otro país. Y la Argentina no podrá hacer nada de nada. No podrá intentar quedarse con las islas ni por la fuerza porque será atacar a un país, a otro país.          

Si existen realmente reservas petroleras en derredor de las Malvinas, los habitantes de estas islas, todos ingleses, pedirán su autodeterminación. Ellos decidirán si quieren ser independientes, cosa que ocurrirá, sin duda alguna. Entonces, llegarán a las islas más militares, barcos, aviones, civiles y todo cuanto deban llegar a su extensión para proveer al nuevo país.

Y los argentinos nos quedaremos mirando cómo, en 200 años de existencia independiente, no fuimos capaces de desarrollar nada, de sentar nuestras bases y echar raíces, en esas apartadas islas que, sin embargo no están tan lejos de nuestras orillas continentales.

A esta situación se llega por la pésima política internacional que nos ha llevado a perder la posesión de ese estratégico territorio. Debíamos haberlo sabido cuidar.

Pero,  un país cuyos gobiernos no saben cuidar ni siquiera a su pueblo, mal podemos pedirle que haya cuidado un archipiélago a cientos de distancia de la costa y sobre el cual sólo podríamos recibir como respuesta oficial “para qué sirve”.

Mientras tanto, sigamos en lo pequeño, en lo superficial, en lo intrascendente. Sigamos hablando, nada más y protestado también, porque las islas, mal que nos pese, se nos están escapando de las manos.



Jorge DAmario Cané
Director periodístico de
Radio Mercosur