Malvinas: estremecedor relato del hundimiento del Belgrano


Juan Roberto VERA, Sobreviviente del Crucero ARA General Belgrano.Un sobreviviente que estuvo 48 horas a la deriva recuerda el drama ocurrido en el buque argentino el 2 de mayo de 1982. Las dos luchas: la de volver con vida y la del reconocimiento de los veteranos de guerra.  Juan Vera se sienta en la cabecera de la mesa del Centro de Ex Combatientes de Ushuaia, un ambiente enorme con una mesa populosa, living con sillones, gran cocina con ollas como para un batallón y un metegol donde juegan los hijos pequeños o los nietos. Hay pocas mujeres: la hija de uno de los soldados, que colaboró en la preparación de la cena, las actrices de la obra de teatro Islas de la memoria, que viajaron desde Buenos Aires con todo el elenco para hacer un par de funciones para el pueblo de la capital de las Islas Malvinas y yo, que viajé para dar testimonio.
Es 4 de abril, hace algo de frío afuera, pero la noche está poblada de estrellas. Juan Vera, sobreviviente del hundimiento del Belgrano, habla poco pero cuando lo hace, todos sus compañeros hacen silencio. Lo escuchan. Ya sobre los postres, conversamos en privado. Unas semanas después, completaremos la entrevista por teléfono. El, en el fin del mundo, en la ciudad que eligió para vivir; yo, en la Redacción de Clarín, en Barracas.


-Durante la Guerra de Malvinas, usted partió de Ushuaia en el Crucero General Belgrano. ¿Cuándo fue? ¿Qué recuerda de ese día?
-La zarpada fue desde Puerto Belgrano. Ibamos a zarpar el 13 de abril pero finalmente salimos el 15 o el 16, no lo recuerdo con precisión. Y solos nos vinimos desde allí navegando hasta la Isla de los Estados. Luego zarpamos, sí, desde Ushuaia el 24 de abril del 82 hasta la isla de los Estados, nuevamente y el 1º de mayo nos ordenaron atacar la flota inglesa. Navegamos hacia el este y el 2 a las 4 o 5 de la mañana terminó la posición de combate. A las 4 de la tarde nos torpedearon... A partir de ahí empieza una odisea. Los dos destructores que nos acompañaban se fueron, estaban a 2 mil metros y volvieron al otro día a rescatarnos.

-¿Cómo fue el rescate?
-El primer rescate ocurriò 24 horas después del hundimiento. En nuestra balsa teníamos un equipo de comunicaciones Survivor que nos permitió comunicarnos con un avión Neptune. Nos encuentran luego de que el radiooperador logra comunicarse. Eramos treinta y dos. Imaginate: se produce un gran alborozo y vemos una balsa y otra y otra pasar cerca nuestro. El avión pasaba por encima. Sólo nos quedaba esperar. 

-¿Cuántos se salvaron?
- Nos salvamos 770 personas. Eramos 793, de los cuales veintitrés murieron del frío, de las condiciones del mar y de cada uno. No pudieron sobrevivir y están enterrados en el continente.

-¿Cómo vivió el hundimiento del crucero?
-Yo he tenido o tengo la suerte de que no me asusto. Cuando se apagaron las luces, se produjo un gran silencio. Un silencio mortal. Y yo asumí que nos habían torpedeado. ¿Qué pasó, ¿qué pasó? preguntó alguien y yo dije: un torpedazo. Estaba medio engripado, con ropa de abrigo que, a su vez, estaba envuelta en plástico para que no se mojara. Me puse el salvavidas y me encontré con un compañero que muere quemado 48 horas después. Si hubiera sido rescatado, ese hombre tal vez estaría vivo. Estuvo 48 horas en una balsa y se dejó ir.

-¿Cuánto tiempo estuvieron en la balsa?
-48 horas. Con aquel compañero y otros cuantos nos dábamos calor. Algunos tuvieron que morir de frío porque hubo dos comandantes que decidiedon salvar sus barcos.

-¿Qué comandantes?
-El del Bouchard y el del Piedrabuena. Nadie está preparado para morirse ni para participar de cualquier acción que implique el riesgo de perder la vida en la guerra. Pero lo hacés por un juramento. En nuestro caso como cuadros, no éramos conscriptos. Y los soldados que juraron el 20 de junio también tuvieron que arriesgar su vida. La diferencia es que para ellos la guerra fue un accidente.

-Usted pudo construirse una vida después de la guerra. ¿cómo lo hizo, cómo es su vida?
-Yo tenìa una vida. No me la construí después. Yo tenía amor a la vida y amor a mis convicciones, con todas las contingencias. Tengo mis ataduras: vivir, disfrutar, ser una buena persona, ayudar, la solidaridad. Y la he ejercitado los últimos 62 años de mi vida. Siempre me manejé en un contexto de nosotros. Soy segunda generación de argentinos. Mis antepasados vinieron de España, de Turquía, de una mezcla de razas.

-¿Quiénes integran el Centro de Ex Combatientes con sede en Ushuaia?
-Somos veteranos de guerra y se pudo construir este predio con este quincho hermoso y un centro de salud comunitario acá al lado, para toda la gente. Nosotros trabajamos por Malvinas, por la recuperación. Acá tenemos un marco organizativo y social, con sus más y con sus menos, como ocurre en cualquier grupo humano.

-Usted me contó que en algún momento, en los años pasados después de la Guerra, viajaron hasta acá especialistas de otros países (Estados Unidos, Israel) que trabajaron en los traumas post bélicos.
-Sí, fue un período en el que logramos que las muertes, los suicidios, se redujeran. Esto fue parte de la construcción del colectivo Malvinas. A su vez, a nivel nacional, está lo que fue la Federación de Veteranos de Guerra, que ahora es un aparato. Antes, a partir del 86, empezamos a esbozar este colectivo, y en los 90 fue la explosión de la Federación. Por sugerencia del Pami estamos cubiertos por esa entidad. Se crearon leyes nacionales y provinciales que son positivas pero insuficientes. Existe una pensión nacional desde el 14 de junio de 1982. Todas apuntan a otorgar pensiones de guerra y expresan con claridad que los ex combatientes tenemos derecho al trabajo, la salud, la educación, la vivienda, una vida digna. Pero hubo una gran campaña de desmalvinización, aunque acá en Ushuaia, esas leyes sí se cumplen.

-¿Cuando habla de desmalvinización se refiere al actual gobierno?
-Todo empezó con el propio gobierno militar al negar la derrota y el derecho argentino a continuar luchando por la vía pacífica con los ingleses... Y lo continúa Alfonsìn cuando declara que ésta es una batalla atmosférica de la dictadura. Son eslóganes sufridos por nosotros.

-Hace poco un periodista porteño dijo por radio que habìa que someter el tema Malvinas a consulta popular. Según él, no "ranquea" entre los argentinos, hoy...
-Está tan vigente como siempre a pesar de la traición de los acuerdos de Madrid-Menm y Cavallo con el gobierno de Reino Unido que han permitido a Inglaterra la explotación faunística, la depredación más fabulosa de la pesca y esto todavía no ha sido denunciado. Nosotros estamos en una campaña de malvinización, de convicción del pueblo argentino. Lo que se discute son más de 2 millones de kilómetros cuadrados.

-¿Podría explicarlo?
-Es que nuestra provincia es bicontinental. Y esto representa más del 50 por ciento del territorio nacional. Se discute la territorialidad de la Antártida. Y esto no se ha asumido aún como una acción del Estado salvo por el artículo de la constitución en el que se hace mención.

-Usted estuvo hace un poco más de un mes con el Papa. ¿Con qué objetivo viajó la delegación de ex combatientes al Vaticano?
- Fuimos a llevarle a la virgen que está peregrinando por todo el país, cosa que él conocía como cardenal Bergoglio. El quiso bendecir a nuestra virgen personalmente. Nos invitaron por eso y logramos conjugar en ese viaje a personas de distintas regiones de la Argentina. El Papa tiene la capacidad de generar acciones en Malvinas y, por eso, le pedimos una capilla en Darwin, bajo la advocación de la Señora de Malvinas, la Señora de la Paz.

-¿Y cuál fue el compromiso de Francisco?
-Todo el compromiso. Tuvimos una gran recepción. Nos recibió en el patio, en una reunión privada adelante de todo el mundo. ¿Hay mayor valor que todo eso? Cuando va la presidenta, ella saca las fotos. En nuestro caso no hizo falta.